sábado, 14 de marzo de 2009

Ciencias de un ignorante:parte 4.1

Mi ultima intervención hablaba de el hombre;una pequeña introducción acerca de sus rasgos físicos y psicológicos mas generales.
Mi meta en el día de hoy es profundizar acerca de su comportamiento,mas concretamente,de su idea de existencia;de su conocimiento sobre el y sobre el mundo en el que habita,y de como logra clasificar a este.

La relación hombre/naturaleza


Seguramente uno de los problemas más interesantes para los seres humanos es el de su propia definición. Es bastante común que nos entendamos a nosotros mismos a partir de la contraposición con las cosas que ocurren a nuestro alrededor; según nos dice la psicología evolutiva, uno de los mayores logros del bebé, a los pocos meses de haber nacido, es darse cuenta de que la realidad no es una prolongación natural de su propia mano, sino que es “algo distinto”, “totalmente diferente”.Esa experiencia, por la que todos hemos tenido que pasar, configura uno de los principales mecanismos de clasificación de la realidad para el ser humano: lo “mío”, que está dentro de mí (de alguna manera), y lo “no mío”, que es externo a mí, y con lo que interactúo. En esta relación elemental parece excluirse una cosa que no es “mía” pero que se comporta “como yo”: el resto de los seres humanos. Aunque pueda parecer muy elemental, tal mecanismo de inclusión-exclusión funciona no sólo en tanto que individuos, sino en cuanto especie.En efecto, el hombre,que de manera constante se pregunta por sí y por la relación con las demás cosas, articula la realidad.Se conjuntan modos de vida, costumbres, arte, tecnología, relaciones políticas y demás de los diversos grupos humanos y en diversos momentos de la historia. Ahora bien, en muchas ocasiones, al entenderse que la cultura tiene que ver con el “espíritu”(y, por lo tanto, con el ámbito en que cada quién adquiere conciencia de sí y le da sentido a la realidad), parece dejarse de lado a la naturaleza, determinándola nada más como ese sustrato material en que se desarrolla. Es más, la reflexión sobre la cultura de buena parte del siglo XX ,se cebó en la idea de que sólo las culturas más primitivas conceden a la naturaleza un valor preponderante al humano, mientras que las más desarrolladas o evolucionadas la ven tan sólo como un sustrato.Así, de manera general podemos afirmar que el ser humano se sabe unido a la naturaleza, mas al mismo tiempo poseedor de algún rasgo cualitativo que lo distingue de ella; esa relación paradójica se expresa en la cultura de múltiples maneras, como pueden ser las manifestaciones artísticas, religiosas o científicas.

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